Sobre la carta de la Free Software Foundation a las empresas Fortune 500

Buenas a todos,

Se ve que me he levantado hoy reivindicativo. Tenía en mente comentar el asunto de la famosa carta que la Free Software Foundation envió a 499 empresas del top 500 de Fortune sobre Windows 7, instando a sus responsables de tecnología a visitar el sitio Windows 7 Sins y obtener más información sobre lo que la FSF considera como los pecados de Windows 7. Quizás esta opinión llegue tarde, pero creo que estoy obligado a darla.

La verdad es que no quiero extenderme mucho, pero creedme que estoy cansado de las dialéticas políticas que rodean a los Windows vs otros sistemas libres. Harto principalmente por la cantidad de desinformación que existe al respecto, y porque el debate se ha politizado al más puro estilo PSOE vs PP o Barça vs Madrid, donde los hooligans de cada bando se cruzan estupideces copiadas de algún foro sin comprender lo que dicen ni porqué lo dicen.

Creo que la carta es poco acertada, porque considero que lo que hay que hacer si se quiere defender el software libre es ir más allá que mandar cartas a la gente y hacer campaña seria, y no demagogia politizada sobre cosas tan importantes como la educación, la existencia del DRM, el aburrido debate de la seguridad, cuestiones monopolísticas, el respeto a los estándares, la privacidad o si la compañía ata o no a los usuarios a esquemas privativos.

Soy un defensor del software libre (SL). Sirvan como evidencia los más de 5 años que llevo hablando en este blog de soluciones libres, pero cuando el SL no cubre determinadas expectativas, hay que ver normal que la gente use otras opciones, como Microsoft Windows, Apple o licencias IBM. Existen muchos usuarios que pueden cubrir todas sus expectativas con SL, los hay que las cubren en parte y también hay usuarios que no encuentran en el SL solución a su demanda. Pero lo que os puedo asegurar, después de muchos años en el terreno, es que las compañías, cuando apuestan por productos Microsoft, lo hacen principalmente porque el resto de alternativas (libres o no) no cubren sus expectativas. En algunos casos es por desconocimiento de las alternativas, en otros es porque los reemplazos no se integran bien con el legacy que tengan en nómina, o porque el CIO no se atreve a reformar como Dios manda ante el temor de acabar tirando por la borda el time to market. Incluso hay casos donde se opta por Microsoft porque alguien con buena labia ha vendido bien los productos, claro que sí, como también hay casos donde simplemente el SL no tiene productos que ofrecer por no estar suficientemente desarrollados y/o soportados.

Sea como fuere, que las empresas instalen Microsoft o cualquier otro producto propietario es algo normal y natural, y responde a la competitividad que existe en el segmento de las TI, con lo que la primera lección es huir de los tópicos, ser sensatos y pararse a pensar porqué sucede esto. ¿Quieres un ejemplo? Vete a una compañía de seguros, y coméntale al CIO que vas a instalar una granja de Ubuntus con MySQL para servir transaccionalidad o para cubrir los escenarios de cálculo de las primas de riesgo. Quizás cuando se rían en tu cara captes de qué va la cosa. Que conste que se reirían mucho también si planeas poner Windows 2003 y SQL Server para cubrir esos propósitos. El problema nunca es la plataforma, sino la capacidad de cobertura de los requisitos del negocio, con lo que cualquier estrategia basada sólo en defender una plataforma determinada es generalmente yerma.

Por muy duro que suene, cuando se busca la facilidad de uso, la administración cómoda y la integración es absolutamente normal que la gente pague licencias y se vaya a soluciones típicas, como escritorios XP, correo Exchange, IIS, Sharepoint para mover documentos e infraestructura de seguridad (antivirus perimetrales y de escritorio) que funciona en esos elementos Microsoft. En otros casos será IBM el proveedor principal, y la empresa tendrá servicios de z/OS, AIX y OS/400 por valor de 200,000 licencias de Windows Vista. Seamos razonables, y antes de tirarnos de los pelos diciendo que cómo es posible que no usen Ubuntu, Postfix, Fedora Directoy, Apache y ClamAV pensemos en cuáles pueden ser las razones de que estas soluciones libres no sean siempre las mayoritarias.

¿Creéis de verdad que todo se debe a que la gente es gilipollas, y que cuando pasa el preventa de turno le vende la moto, el coche y la casa al CIO? ¿Creéis que todo es una cuestión de educación, DRM, principios morales y auditabilidad del código? Pues no, lo siento, pero creo que no. Al menos mi experiencia en el terreno me ha hecho ver a lo largo de muchos años que cuando alguien confía en Microsoft o cualquier otro proveedor de soluciones privativas es porque sabe que aflojando la cartera va a tener una infraestructura funcionando y bajo su control. Tened por seguro que cualquier CIO responsable lo primero que tiene que hacer es recortar los costes a lo mínimo que permita mantener la calidad de servicio, y creedme que no conozco a ningún responsable de tecnología que disfrute pagando licencias pudiendo prescindir de ella, pero muchas veces, cuando esas licencias perviven en la empresa es porque no hay manera de prescindir de ellas, o simplemente, porque las alternativas no convencen lo suficiente en términos de cobertura de los requisitos del negocio en cuestión.

Que puntualmente se hagan llamamientos más políticos a los aspectos que rodean al software privativo me parece estupendo. Si se está discutiendo la implantación de escritorios en las escuelas, procede hablar de educación. Si se montan infraestructuras multimedia para la ciudadanía, procede hablar de DRM. Si se habla de seguridad, procede hablar de código disponible. Si se busca la homogeneidad y la universalidad de un servicio, procede hablar de estándares. Pero en el mundo de la empresa lo que cuenta, por más que nos pese, es que los que toman decisiones quieren que las cosas funcionen y que el personal que atiende las infraestructuras pueda hacerlo sin necesidad de ser un hacker del kernel de HURD, o si es posible, descolgando un teléfono y haciendo uso de un servicio premium, porque las empresas, salvo contadas excepciones, tienen con principal razón de ser ganar pasta, o si lo preferís de una manera más suavizada, incrementar sus resultados. A la empresa, por norma general, le importa un bledo si Windows tiene o no un monopolio, si el DRM es mejor, peor o nefasto, o si Word respeta o no los estándares ISO. El debate en la empresa es exclusivamente de índole económica y estratégica, y unas veces el SL es la mejor opción, y otras veces no lo es.

La FSF se equivoca de pleno enfocando la batalla que plantea al mundo de la empresa. Hay miles de sectores donde sus reivindicaciones proceden, como todos aquellos que son de carácter público y donde los costes, la mantenibilidad, los criterios de neutralidad, la estandarización y ese largo etcétera tienen más que sitio y donde son plenamente defendibles. Pero el mundo de la empresa no atiende a esos razonamientos, y es aquí donde la FSF se equivoca. También se equivoca demonizando a Windows 7, y no haciendo referencia a lo que pueda hacer o dejar de hacer Apple, IBM o cualquier otro proveedor de soluciones privativas. En definitiva: han construído una campaña teórica y más bien propia para alentar a un grupo de talibanes del software y han pretendido utilizarla como una estrategia de transformación empresarial. Y como es lógico, se han estrellado de pleno.

Yo creo que la mejor manera de ayudar al software libre, si se escoge como campo de batalla la empresa, es demostrar que las soluciones libres son capaces de sustituir a las privativas y conseguir que los resultados empresariales mejoren sin incurrir en riesgos. Esto, evidentemente, requiere mucho más esfuerzo que enviar 499 cartas, ya que precisa alejarse de discursos políticos y acercarse a criterios de rentabilidad, hablando el mismo lenguaje que los negocios: resultados, relaciones con stakeholders, retorno de la inversión, amortización, fiscalidad, y ese largo etcétera. Y eso, amigos, no es tan sencillo.

Buena semana para todos.

6 comentarios sobre “Sobre la carta de la Free Software Foundation a las empresas Fortune 500

  1. Si bien yo también soy escéptico respecto a la idoneidad de la medida, creo que te equivocas en dos cosas.

    La primera es en tildar de «políticas» las posturas de la FSF. No es «política» decir que las empresas no deben verter sus residuos contaminantes a los ríos. Del mismo modo, no es «política» pretender defender las libertades de los usuarios de informática, que somos todos.

    La segunda es en dar una visión tan sesgada del mundo de la empresa. La cuestión es ¿qué porcentaje de las empresas responden a las características y condiciones que tú les achacas? Porque yo también soy defensor del SL, y yo también he trabajado en empresas. Y yo también he recomendado el uso de productos de microsoft cuando he tenido que hacerlo, como volvería a hacerlo en las mismas circunstancias, y como igual hubiese recomendado echar toda la mierda al río si se hubiese podido. Como tú dices, la pela es la pela y el rio es barato, fácil, rápido y seguro, oyes. ¡A la mierda la ecología y las gaitas!
    Pero entre las empresas y empresarios que he conocido se encuentran PYMEs que han sido timadas con su página web, que han sido timadas con las aplicaciones que usan, y que han sido timadas con todo lo referente a la infórmatica (incluyendo el tener que pasar por caja para pagar un Vista que no querían y que se han tenido que desinstalar), y un par de grandes empresas que están hasta las narices de pagar costosísimas licencias de microsoft (una de las cuales, desde luego, te aseguro que no tiene ni lejanamente ajustados sus gastos en informática a sus necesidades reales). La cuestión es, repito, ¿qué porcentaje de las empresas gastan lo que tienen que gastar y en lo que tienen que gastar?
    Yo no tengo más datos que los de mi propia experiencia, desde luego. Pero, ¿en serio crees que no se podrían disminuir gastos en ninguna empresa recurriendo al software libre, por no hablar del ejercicio que con ello harían de eso que llaman Responsabilidad Social Corporativa?

    Un saludo. Me gusta tu blog.
    :)

  2. Hola Hernán,

    Gracias por discrepar. Creo que es bueno, y más en un asunto como este.

    Yo sigo pensando que la carta de la FSF es más un argumentario político que otra cosa. Sobre la visión sesgada de la empresa quizás, para lo bueno y para lo malo, es la que he podido ir comprobando a lo largo de los años que llevo en este mundillo.

    Nadie te discute que hay PYMES que sufren lo que cuentas. Si he ofrecido esa visión es porque me refiero a las organizaciones, las grandes empresas, que a fin de cuentas son las receptoras de la carta. Las PYMES, en esta ocasión, no lo son.

    Para mí, en cualquier empresa, pequeña, mediana o grande, sólo tiene cabida el software libre cuando resuelve una necesidad del negocio, y lo resuelve con coste óptimo. Y lo mismo creo para el software privativo: sólo es útil cuando resuelve una papeleta de negocio al mejor coste. Es por esto que para mí el problema no es la plataforma y la eterna discusión de lo que es mejor, si libre o no libre, sino cómo el software y sus servicios responden a las necesidades de un negocio: cómo vender más, cómo tener mejor satisfacción en el cliente, cómo ser socialmente más responsables, mediaombientalmente responsables, etc.

    Un saludo, gracias por opinar, y nos seguimos leyendo :)

  3. Gracias por llamarme talibán del software, lo bueno de tu post es que me da luz para entender porque la gente no quiere cambiar, aunque tenía ya mis sospechas de que es porque el copy-paste entre firefox y open office no es tan bueno como el de iexplorer-ms office.

  4. Alfonso,

    Como no creo que hayas redactado la carta, no sé por qué te das por aludido.

    Para mí un talibán es aquel que no es capaz de defender con argumentos reales, alejados de la política y tonterías varias como los versus que pueblan Internet, la conveniencia de un modelo de solución.

    Por esta razón definí a las FSF como talibanes, refiriéndome a lo que han hecho con esta carta. Y lo sigo diciendo, porque por más que leo la carta no veo argumentos empresariales de primer orden escritos en ella.

    Un saludo,

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